miércoles, 17 de julio de 2013

Alfiler en mi pecho 8º parte

Era corto el camino a casa de Lilith, pero el incómodo silencio que había entre nosotros lo hizo eterno.
Llegamos a su portal y subimos las escaleras hasta la primera planta. Vivía en un piso de estudiantes con un par de personas que no logré ver ya que fuimos directamente a la terraza.
Ahí tuvimos la típica conversión sin interés que no lleva a ninguna parte. Me obligó a ser el primero en hablar en cada momento; su distanciamiento era como un alfiler en mi pecho, cada vez que intentaba acercarme a ella más se clavaba.
Comencé a contarle lo que sabía de ayer; le quería demostrar que la pelea no la empecé yo y que fue una mezcla entre el desconcierto que tenía y el enfado al no lograr darle ese beso lo que me llevo a ese desenfreno de golpes descontrolados.
Pareció no importarle lo que le decía, su actitud fue constante y no parecía compadecerse de mi ni por un segundo.
Fue entonces cuando mi paciencia se agotó y la fuerza que me había hecho llegar hasta ahí se desvaneció.
Sin pensarlo dos veces me le encaré:
-Lilith, si vas a estar así no se que coño pinto yo aquí. Si te pedí que me dieses una segunda oportunidad era para demostrarte que yo no era así, pero veo que tu pasas de mi, de lo que te diga y de lo que yo sienta. Yo te estoy diciendo que quiero pasar una noche contigo. no pasar una noche lamentando un error del que ya me lamenté ayer al irme a dormir. Así que lo siento, creía que por fin podría darte ese beso que te debía, pero para esta mierda no he venido aquí, adiós.
Y me fui, sin mirar atrás, con la esperanza de que me dijese que no me vaya, pero no fue así.
Volviendo a casa me di cuenta del gran error que acababa de cometer, pero en el fondo me sentía orgulloso, ya había aguantado cosas así antes y era el momento de decir basta.
Llegue a casa, me encerré en mi habitación, cogí el lápiz y el cuaderno y empecé a dibujar garabatos que acompasaban los solos de guitarra de Guns N' Roses.
Pero fue justo el momento en el que me eche a la cama en el que pensé en mirar el whatsapp y ver lo cantidad de mensajes que tenía de mis amigos, pero solo hubo uno que me llamó la atención y me dejo sin poder dormir toda la noche. Era Laura pidiendome quedar el domingo por la mañana. A lo que le consteste con un:
-Donde siempre a la misma hora.

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