Miro fijamente esa casa que empecé a construir para los dos mientras una canción me susurra al oído que no lo deje, que siga contruyendola. La entrada, el salón, la cocina, la habitación.
Me susurra y me susurra mientras mis puños apretados cegados por la furia se rinden y acaban agarrando mi pelo y consiguiendo que me derrumbe llorando de rodillas.
Mis pulmones siguen oyendo tu sordera, mi cuerdas vocales gritan el silencio que da tu grito.
Llega una brisa de aire perfumada a ti que seca mis mejillas dejando tras de si un rio mas caudaloso.
Dicen que llorar es bueno, que limpia el alma, pero aveces no hay alma que limpiar.
Se fue impotente.
Mi voz sirve de nada cuando te das cuenta de que eres mi todo.
Todo gira a tu favor, pues no conozco orgullo por culpa del amor que respiras.
miércoles, 12 de febrero de 2014
domingo, 2 de febrero de 2014
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