lunes, 23 de diciembre de 2013

¿Que somos?

Ese camino de vuelta a casa que se hace corto, al contrario de lo larga que es la sonrisa que me acompaña en este viaje.
Mis labios aun están húmedos, con ese sabor a placer y calor que con el frió me congela ansiando mas aun el abrazo de tu boca.
Tengo los pantalones húmedos del sudor de mis manos secadas en el. Esa intranquilidad que me invade al estar contigo se refleja en el rió que se forma en mis manos.
Padezco miedo a mirarte fijamente a los ojos por no sentirme merecedor de la belleza de tu mirada. El suelo me acompaña mientras tu mano se agarra a mi brazo y tu cabello ligero y perfumado me hace pensar en esos versos jamas escritos.
Lento.
Quiero que el tiempo no corra, que nuestros pasos sigan hacia delante pero a ninguna parte, no quiero un destino, no quiero un fin. Quiero que esa mezcla de mi pecho ardiente con tus manos frías sea continuo y lento. Muy lento.
Odio las prisas, no me gustan las caricias rápidas, ya no. Ya probamos el gusto de nuestros cuerpos, este es el momento de saborearlo.
Plácido y risueño, eso es lo ultimo que recuerdo antes de irme a dormir.
Eres esa sorpresa de cada día, ese regalo de cumpleaños, ese te he echado de menos después de una larga noche sin ti.
Empiezas a ser muchas cosas, incluso tus malas caras son poesía para mi vista. Cada palabra no dicha, cada mala mirada, cada beso no dado y cada momento jamas recordado. Empiezas a ser muchas cosas.
No se.
O si lo se.
Esa duda y ese pasado, esos detalles aun por descubrir.
Encerrado en tu habitación, intentado adivinar que significa cada objeto que hay ahí. Ese perfume, ese dibujo. Quienes son las personas que forman tu vida y que hace falta para ser uno de ellos.
Creo que ya lo se. Se que soy y que no seré. Al igual que se porque eres tu y no es otra persona. La suerte ya no existe, el destino la ha cegado.
Somos tuyyo, sin espacio y sin orden, sin relojes ni sobrenombres. Dos y uno. Solo un sin ti y un contigo.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Samedi.

Y ahí estoy, echado en su cama, mirando unos posters colgados en el techo mientas su mano descansa acariciándome el pecho.
Como ha pasado todo o que ve ella en mi para acabar consiguiendo esto son esas y otras cosas las que se me pasan por la cabeza. Pero hay siempre una imagen que hace que vuelva a estar donde estoy.

Sus labios.
Le miro de reojo y le veo sonreír.
Su cuello.
Su mano sigue posada en mi pecho.
Todas esas cicatrices que intento aprenderme de memoria.
Mi mano va directa a su cara.
Su sonrisa.
Giro la cabeza y veo sus ojos como si la conociese desde siempre.
Su pelo.
Me acerco para fundirme en la dulzura de su perfume.
Sus manos frías.
Le beso despacio, como si el tiempo no existiese.


Dentro

El tiempo pasa lento. Se puede palpar la pesadez de la timidez. Asi que acepto esa copa de vino con el único objetivo de acelerarme. To...