lunes, 2 de diciembre de 2013

Samedi.

Y ahí estoy, echado en su cama, mirando unos posters colgados en el techo mientas su mano descansa acariciándome el pecho.
Como ha pasado todo o que ve ella en mi para acabar consiguiendo esto son esas y otras cosas las que se me pasan por la cabeza. Pero hay siempre una imagen que hace que vuelva a estar donde estoy.

Sus labios.
Le miro de reojo y le veo sonreír.
Su cuello.
Su mano sigue posada en mi pecho.
Todas esas cicatrices que intento aprenderme de memoria.
Mi mano va directa a su cara.
Su sonrisa.
Giro la cabeza y veo sus ojos como si la conociese desde siempre.
Su pelo.
Me acerco para fundirme en la dulzura de su perfume.
Sus manos frías.
Le beso despacio, como si el tiempo no existiese.


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