Nos ahogamos en un beso húmedo y
profundo que nos llevo al olvido plateado de la Perla bañada en la
luna llena.
El tiempo se detuvo, no existía el
mundo, solo había un ella y yo. Mis pensamientos se centraron en su
cuello, su cintura y en la manera en la que estaba subida encima mío
mientras le sujetaba agarrándole de las piernas.
Al cabo de un tiempo salimos del agua y
nos echamos otra vez en la sabana, pero esta vez Lilith se sentó
encima mio mientras yo acostado no podía apartar la mirada de esos
ojos enigmáticos.
Con la pelirroja encima lo único en lo
que pensaba era en que me moría de ganas de comerle la boca pero por
suerte ella se abalanzo sobre mi para volvernos a fundir en otro beso
sin fin.
Nos dieron las 3 de la noche así que
le propuse recoger e irnos a mi piso a comer algo. Y acepto.
El camino a casa se vio interrumpido
por varios besos furtivos y espontáneos que nos obligaban a
detenernos en mitad de la calle.
Llegamos a mi casa, la cual estaba
vacía pues mis compañeros de piso estaban de fiesta porque habían
terminado ya todos las clases. Yo la verdad es que no tenia ganas de
fiesta, no tenia nada que celebrar, hasta ahora.
Abrí la puerta y fuimos al salón.
Lilith me pidió una toalla para poder
secarse del todo el pelo así que mientras se lo secaba aproveche
para recoger la cocina un poco. Mis compañeros de piso eran buenos
en la convivencia, pero el tema de la limpieza lo llevaban un poco
mal.
Improvisamos una cena rápida, un par
de cosas y nos echamos en mi habitación a ver una película de
Tarantino.
No se como después de todo el caminar,
el nado y lo tarde que era no teníamos ni el mas ápice de sueño.
Terminamos de ver la película y como
todo el mundo sabe las películas de Tarantino no es que sean cortas.
Ya eran las 6 y seguíamos despiertos.
Fui a la cocina a llevar los platos y
cuando volví a mi habitación descubrí que Lilith había
descubierto uno de mis secretos.
Mi habitación esta oscura salvo por un
par de luces rojas que tenia sobre mi cama. No se como se fijo en
ello y menos aun como se le ocurrió encenderlas.
Le conté que esas luces eran como mis
estrellas en las noches nubladas en las que mis pensamientos no me
dejaban dormir.
-¿Me acompañas a mirar las
estrellas?- Me dijo con su voz tenue mientras se echaba en mi cama.
Me eche al lado suyo y mire como la luz
roja hacia que su pelo estuviese mas brillante que nunca haciendo así
que su pálida piel resaltase como la luna reflejada en la Perla.
Empezamos un beso que duro horas en el
cual sobro la ropa y faltaron segundos.
Mis dedos resbalaron lentamente por su
cintura, desabrochando su pantalón para poder quitárselo. Y así
empezó aquel juego en el que nuestras manos corrían con ganas de
quitarnos la ropa el uno al otro.
La noche se hizo larga, la pasión
inundo la habitación y el disco de Black Keys que sonaba de fondo
ayudo a ensordecer el placer de su boca.
Dieron las 12 de la mañana y me
desperté con un beso en la boca y un buenos días en el pecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario