lunes, 12 de agosto de 2013

La luna reflejada en la Perla. 12º capitulo

Nos ahogamos en un beso húmedo y profundo que nos llevo al olvido plateado de la Perla bañada en la luna llena.
El tiempo se detuvo, no existía el mundo, solo había un ella y yo. Mis pensamientos se centraron en su cuello, su cintura y en la manera en la que estaba subida encima mío mientras le sujetaba agarrándole de las piernas.
Al cabo de un tiempo salimos del agua y nos echamos otra vez en la sabana, pero esta vez Lilith se sentó encima mio mientras yo acostado no podía apartar la mirada de esos ojos enigmáticos.
Con la pelirroja encima lo único en lo que pensaba era en que me moría de ganas de comerle la boca pero por suerte ella se abalanzo sobre mi para volvernos a fundir en otro beso sin fin.
Nos dieron las 3 de la noche así que le propuse recoger e irnos a mi piso a comer algo. Y acepto.
El camino a casa se vio interrumpido por varios besos furtivos y espontáneos que nos obligaban a detenernos en mitad de la calle.
Llegamos a mi casa, la cual estaba vacía pues mis compañeros de piso estaban de fiesta porque habían terminado ya todos las clases. Yo la verdad es que no tenia ganas de fiesta, no tenia nada que celebrar, hasta ahora.
Abrí la puerta y fuimos al salón.
Lilith me pidió una toalla para poder secarse del todo el pelo así que mientras se lo secaba aproveche para recoger la cocina un poco. Mis compañeros de piso eran buenos en la convivencia, pero el tema de la limpieza lo llevaban un poco mal.
Improvisamos una cena rápida, un par de cosas y nos echamos en mi habitación a ver una película de Tarantino.
No se como después de todo el caminar, el nado y lo tarde que era no teníamos ni el mas ápice de sueño.
Terminamos de ver la película y como todo el mundo sabe las películas de Tarantino no es que sean cortas. Ya eran las 6 y seguíamos despiertos.
Fui a la cocina a llevar los platos y cuando volví a mi habitación descubrí que Lilith había descubierto uno de mis secretos.
Mi habitación esta oscura salvo por un par de luces rojas que tenia sobre mi cama. No se como se fijo en ello y menos aun como se le ocurrió encenderlas.
Le conté que esas luces eran como mis estrellas en las noches nubladas en las que mis pensamientos no me dejaban dormir.
-¿Me acompañas a mirar las estrellas?- Me dijo con su voz tenue mientras se echaba en mi cama.
Me eche al lado suyo y mire como la luz roja hacia que su pelo estuviese mas brillante que nunca haciendo así que su pálida piel resaltase como la luna reflejada en la Perla.
Empezamos un beso que duro horas en el cual sobro la ropa y faltaron segundos.
Mis dedos resbalaron lentamente por su cintura, desabrochando su pantalón para poder quitárselo. Y así empezó aquel juego en el que nuestras manos corrían con ganas de quitarnos la ropa el uno al otro.
La noche se hizo larga, la pasión inundo la habitación y el disco de Black Keys que sonaba de fondo ayudo a ensordecer el placer de su boca.
Dieron las 12 de la mañana y me desperté con un beso en la boca y un buenos días en el pecho.

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